(FOTO: BRIAN WALKER)
Escribidor sí, pero plagiador no. Así que, aunque no pague copywright, pues al menos le concedo el debido crédito al autor de la imagen que tomé prestada para ilustrar mi blog.

SLEEPER CELLS: cuando la paranoia del terrorismo sells

La paranoia del terrorismo es un puto tópico bestseller para la industria del entretenimiento gringoche: libros, teleseries y films panfletarios y rocambolescos nos salpican multidimensionalmente (citando a Herbert Marcusse, para echármela de culto, cultivado, letrado, pues).
Una de estas teleseries es, precisamente, SLEEPERS CELL (una suerte de remake oportunista de aquel film mentado The manchurian candidate, aunque sin el condicionamiento operante de los terroristas prehipnotizados, ya que ahora son suicidas fundamentalistas autodenominados "guerreros sagrados"). Bien vale morbosearse este seriado paranoide así sea por acariciarnos los ojos con esa ricurita obscena que es Melissa Sagemiller, quien juega al melting pot interracial e interreligioso y quiza, por ello, sufre y goza.

Jamás dejará de divertirme que los "malos" siempre (siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, allways, for ever and ever, per secula seculorum, again and again) son étnicos, foráneos, extravagantes, aliens, sospechosos, exuberantes, extraños, diferentes, diversos, peculiares, singulares, migrantes, emigrantes, inmigrantes, trotamundos (¿logran excusarme la hemorragia de sinónimos?), aunque estos terroristas que nos teleokupan ejercen su terrorismo a conciencia y sapiencia.

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